El Adviento es el tiempo propicio para acoger la venida de Jesús
Quito, 27 de noviembre de 2022
Por Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb
Con mucha alegría vuelvo a celebrar en esta querida parroquia del Divino Niño, y pudiera decir que es significativa la fecha de esta celebración, pues hoy iniciamos el camino de Adviento, camino que nos llevará al encuentro con el misterio de un Dios que se hace Niño, un Dios que se encarna, un Dios que se acerca y viene a salvarnos.
Siempre me gusta señalar los tiempos fuertes como un verdadero camino a recorrer. La gran pregunta es si lo vamos a recorrer, si queremos recorrerlo y si estamos dispuestos a ir caminando, paso a paso, para encontrarnos con el Señor.
¿Cuántos advientos en nuestras vidas? ¿Desde que cada uno es consciente, cuántos advientos ha vivido? ¿Han servido para algo? ¿Seguimos siendo los mismos o hemos cambiado en algo? ¿Cómo vamos a vivir este tiempo de Adviento? ¿Cómo te vas a preparar tú, me voy a preparar yo, para el encuentro con Jesús en la Navidad?
Isaías nos invita a caminar, nos dice: “Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas”. Sí, queridos hermanos, estamos invitados a caminar, a ir por los caminos del Señor, a recorrer sus sendas. Hagamos vida las palabras del profeta: “Caminemos a la luz del Señor”.
Este tiempo litúrgico de Adviento, nos ofrece motivos de esperanza. Isaías, en la primera lectura nos lo manifiesta en la visión del Señor que reúne a todos los pueblos en la paz eterna del Reino de Dios. El profeta habla de la esperanza de “tiempos nuevos y mejores”, que todos queremos vivir, y lo hace ver en medio de la turbulencia política, económica, social y religiosa que le tocó vivir. Aquí nos sentimos identificados plenamente. No son tiempos fáciles, son tiempos de violencia, de muerte, de sicariato, de interés políticos partidistas que no miran el bien de todos, de ideologías que nos separan, pero, no podemos perder la esperanza, no podemos dejar de creer y esperar esos tiempos mejores.
Hay una conciencia clara del profeta y que nos anima a vivir, ésta es: Dios no falla, es fiel en su amor y hace posible la vida humana en medio de todas las dificultades.
El Papa Francisco nos dice: “La maravillosa visión de Isaías es una promesa divina que nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia”. De donde se deduce que, “los que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla recorriendo los caminos del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir caminos dictados por intereses egoístas, que causan conflictos y guerras”.
Les pregunto a ustedes y me pregunto a mí: ¿Qué caminos preferimos nosotros?
¿Qué caminos queremos recorrer? Somos conscientes de que hoy el mundo recorre caminos de egoísmos que nos han llevado a la guerra y a la violencia.
Los sueños del profeta Isaías se hicieron realidad en Jesucristo, pero seguimos soñando hoy. Él es la profecía cumplida. En Cristo el final de los días fue ayer, es hoy, será mañana. Son las tres dimensiones de la venida de Cristo que reúne el Adviento: Nos prepara para recordar el hecho histórico de su Encarnación, nos recuerda su presencia actual entre nosotros, y nos abre a la esperanza de la consumación de todo en Él.
El profeta “sueña” con tiempos mejores. ¿Lo soñamos nosotros? Creo que debemos recuperar la capacidad de soñar. Una característica de nuestro tiempo es el desencanto, la decepción, la falta de esperanza, el creer que nada va a cambiar. Muchos no viven hoy con ilusión e ideales. Muchos buscan su propia satisfacción y felicidad inmediata. No ven más allá, no sueñan con nada, se contentan con el presente, a cómo salga.
El Adviento nos quiere ofrecer motivos de esperanza. Nos recuerda que Dios es la plenitud de la Vida, que ama el mundo, que vino a él, que sigue estando presente y que vendrá. Su venida salvadora, para la que se nos invita a prepararnos, es el gran mensaje de este tiempo.
Francisco nos recuerda que “El Adviento es el tiempo propicio para acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios”. En el Evangelio de hoy, “Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida”. Se nos invita a estar despiertos y vigilantes. Eso sí, como dice el Papa, “velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir”, por eso, “El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo”.
Les invito hoy a un compromiso concreto. Que nuestra vigilancia signifique, “estar atentos a nuestro prójimo en dificultad, a dejarnos interpelar por sus necesidades, sin esperar que él o ella nos
pida ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como Dios siempre hace con nosotros”. ¿Estás dispuesto a ver en esta semana a quién tiene necesidad y salir a su encuentro?
Si tienen hecho ya el pesebre en casa, pongan un letrerito con la palabra “PRÓJIMO” que les recuerde su compromiso.
Que María, la Virgen vigilante y Madre de la Esperanza, nos guíe en este camino de espera alegre de su Hijo y de salir al encuentro del hermano en dificultad. ASÍ SEA.