Arquidiócesis
Arzobispo de Quito anima a los sacerdotes y fieles a vivir una “Cuaresma de la Fraternidad”
José Colmenárez
En el marco del inicio del tiempo litúrgico de la Cuaresma, el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, publicó su Mensaje de Cuaresma bajo el nombre “Cuaresma de la Fraternidad”, con el objetivo de animar a los sacerdotes y fieles a unirse a la preparación del Congreso Eucarístico Internacional 2024 (IEC2024).
En su Mensaje compartido en las redes sociales y la página web de la Arquidiócesis de Quito, el Sr. Arzobispo, menciona que la Cuaresma “debe ser para nosotros ese encuentro con el Dios que nos ama, el Dios que nos libera, el Dios que nos salva y nos llama a la conversión de nuestros corazones, de nuestras mentes y de nuestras actitudes”.
Por otro lado, le propuso a todo el pueblo de Dios a vivir una “Cuaresma de la Fraternidad” pensando en la preparación del IEC2024 y “sin dejar de lado la oración, la limosna y el ayuno, como caminos concretos que nos propone la Iglesia en este tiempo fuerte de conversión y de cambio”.
“Aquí mi invitación a vivir esta Cuaresma como una «Cuaresma de la Fraternidad». Pensemos cada uno de nosotros en lo que debemos cambiar, en las actitudes que debemos asumir, en el camino que debemos recorrer. ¿Qué me falta para acercarme al hermano? ¿Vivo actitudes violentas que rompen la fraternidad? ¿Soy constructor de fraternidad o genero odio y rencor en torno a mí? ¿Soy capaz de perdonar al que me ofende o busco «cobrarme» lo que me ha hecho?”, agregó.
Mons. Alfredo Espinoza recalcó que hoy más que nunca “debemos volver a escuchar la pregunta de Dios a Caín: «¿Dónde está tu hermano?». “Esta Cuaresma debe ser el momento propicio para escuchar esa voz que nos lleva a cuestionarnos interiormente sobre nuestra actitud concreta con el hermano. No es, ni debe ser nunca la Cuaresma, un tiempo para un «encerrarnos» en un intimismo espiritual, en una conversión que mira solamente a uno mismo sin mirar al hermano que está a nuestro lado, sin escuchar su grito de dolor y desesperanza”, amplió.
A propósito del título de su "Mensaje de Cuaresma" y en el que anima a todos los sacerdotes y fieles a vivir una “Cuaresma de Fraternidad” les exhortó a pensar “en lo que debemos cambiar, en las actitudes que debemos asumir, en el camino que debemos recorrer”, al mismo tiempo que les preguntó “¿Qué me falta para acercarme al hermano? ¿Vivo actitudes violentas que rompen la fraternidad? ¿Soy constructor de fraternidad o genero odio y rencor en torno a mí? ¿Soy capaz de perdonar al que me ofende o busco “cobrarme” lo que me ha hecho?”
“Hay que «detenerse», hay que ver la realidad, hay que escuchar el grito de los que sufren, hay que orar y salir a sanar las heridas del mundo, y debemos hacerlo con la actitud del samaritano que se acerca, carga en sus brazos al herido, cura sus heridas y vela por él (…) Vivamos en esta Cuaresma ese «Sueño de Dios», que es, sin dudarlo, un «Sueño de Fraternidad», único camino posible para «Sanar el mundo»”, concluye el mensaje.