Durante celebración de Corpus Christi, el Arzobispo de Quito bendijo a la ciudad con el Santísimo Sacramento
José Colmenárez.-
El Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, presidió la tarde ayer en la Catedral Primada la solemnidad de Corpus Christi, marcada por los protocolos de la pandemia COVID-19, y lo hizo acompañado de sus dos obispos auxiliares, Mons. Danilo Echeverría y Mons. David de la Torre, ss.cc.
La multitudinaria celebración en años anteriores se hacía con una procesión desde la Catedral de Quito hasta la Basílica del Voto Nacional, en medio de alfombras hechas de pétalos de rosas. En esta ocasión y pese a la pandemia del COVID-19, el Arzobispo de Quito decidió hacerlo a puertas cerradas y transmitir la Eucaristía por las redes sociales de la Arquidiócesis de Quito, alcanzando una participación mayor a las 35.000 personas. Otros medios como Radio María, Radio Católica Nacional, Radio Matovelle y Radio Latina también transmitieron la Misa de fiesta.
En la Homilía Mons. Espinoza destacó que la celebración de Corpus Christi abre la esperanza y anima a los fieles a seguir adelante y a no perder el rumbo frente a tantas dificultades que vive el país y el mundo entero.
“Celebramos en unidad en nuestra Arquidiócesis. Estamos unidos alrededor del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Una unidad que nos impulsa a mirar hacia adelante y construir una Iglesia en salida, cercana y misericordiosa”, señaló.
¡Basta a la corrupción!
Por otro lado citó la reconocida canción eucarística “no podemos caminar con hambre bajo el sol”, y partiendo de allí invitó a los ecuatorianos a hacer suya la letra y “saciar” las “muchas hambres” que actualmente vive el país como la falta de justicia, de solidaridad, de honradez, de transparencia y de esperanza.
Con un tono franco y severo denunció públicamente que los ecuatorianos no pueden caminar “sin un hambre de justicia en una sociedad plagada de injusticias, donde el papel de los jueces es cuestionado, donde parece que la justicia es para unos pocos y que para otros hay grilletes e impunidad”.
En este mismo orden, lamentó que actualmente en el país se vive en una sociedad marcada por la indiferencia y el individualismo que busca saciar sus propios intereses. Destacó que ante esta realidad es imposible “no caminar sin un hambre de solidaridad”
En lo que refiere a los hechos de corrupción que día a día siguen ganando terreno en el país señaló que no se puede “caminar sin un hambre de honradez y transparencia y esto es hoy más urgente que nunca, porque pareciera, lamentablemente, que la corrupción es lo normal, que lucrarse injustamente no es delito”.
“La corrupción es un escándalo y un pecado que clama al cielo y no podemos quedarnos callados ante ello. Es hora de decir ¡BASTA!... somos más, muchos más, los honestos, los honrados, los que viven de su trabajo, los que ganan el pan de cada día. Que los “ladrones”, porque eso son, “ladrones”, no reinen en nuestro país”, denunció.
Comulgar con los pobres
El Arzobispo insistió en tener “hambre de Dios” y que ese “comulgar con Cristo” debe llevar a los católicos a mirar la realidad de los pobres, de los más vulnerables y de quienes sufren mucho más la pandemia.
“¿Qué llevas tú, ¿qué llevo yo al mundo luego de comulgar? Ahí está el reto que les dejo hoy. Seamos portadores de vida. Miremos y escuchemos el clamor de los pobres, las necesidades de nuestros hermanos y seamos esas “manos de Cristo” que llevan vida, que son portadoras de vida y de esperanza y como María, salgamos “de prisa” a hacer el bien. ASÍ SEA”, concluyó.
Bendijo a toda la ciudad
Al término de la celebración, Mons. Espinoza en compañía de sus dos obispos auxiliares y portando la Custodia con que se consagró el Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús el 25 de marzo de 1874, se dirigió hasta el Atrio de la Catedral y bendijo solemnemente la ciudad, al tiempo que pidió termine pronto la pandemia del COVID-19 y por la unidad de los ecuatorianos.
