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Arquidiócesis

La Iglesia de Quito inició el camino sinodal con el deseo de dar respuestas a las realidades del mundo de hoy 

Quito, 18 de octubre de 2021

José Colmenárez 

La Iglesia de Quito ha comenzado este domingo el camino sinodal en comunión con el Papa Francisco y la Iglesia universal. La apertura tuvo lugar en la Basílica del Voto Nacional este domingo 17 de octubre. 

En el lugar, el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, presidió una celebración eucarística, en compañía de sus dos obispos auxiliares, Mons. David de la Torre, ss.cc, y Mons. Danilo Echeverría; al igual que de otros sacerdotes de la Arquidiócesis. 

A los pies del Sagrado Corazón de Jesús, el Sr. Arzobispo recalcó que este “camino sinodal” representa para la Iglesia Primada de Quito, “un camino diferente”, y que como pueblo de Dios todos están llamados a “reflexionar, orar, escuchar” y asumir el compromiso de vivir las tres palabras claves del Sínodo: comunión, participación y misión

Mons. Espinoza aseguró que estas tres palabras deben hacerse vida y dar respuesta a que “¿Qué buscamos nosotros hoy en la Iglesia? ¿Buscamos los primeros puestos? ¿Qué nos divide hoy como comunidad cristiana, como Pueblo de Dios? ¿Somos sinceros en la búsqueda del Señor? ¿Somos capaces de beber el cáliz y de ser bautizados en el bautismo de Jesús?”

“Esas son las respuestas que debemos responder en este tiempo de preparación, en este “camino sinodal”. Debemos ser esa Iglesia que busca respuestas ante las realidades del mundo de hoy. Debemos ser esos cristianos que buscan servir a los demás. Debemos todos, como Iglesia, Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes de pastoral, fieles laicos, saber que seguir a Jesús exige sacrificios y hasta el dar la propia vida”, agregó el Sr. Arzobispo. 

De forma afusiva, destacó que el “camino sinodal” se llevará a cabo en cada rincon de la Arquidiócesis, como una “…ocasión de encuentro, escucha y reflexión” 

“Hay que encaminarnos todos hacia una Iglesia Sinodal, un lugar abierto, donde todos se sientan en casa y puedan participar. Un momento en que nos podamos escuchar. Escuchar a los hermanos y hermanas acerca de las esperanzas y las crisis de la fe en nuestra vida personal y en nuestras comunidades”, concluyó. 

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