Arquidiócesis
Fieles renuevan la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús
José Colmenárez
El Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, presidió este 25 de marzo la ceremonia de Renovación de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. Lo hizo al conmemorarse el 150 aniversario de este acontecimiento que marcó la vida y la historia de este país tan religioso y devoto al Corazón de Jesús.
La Eucaristía se llevó a cabo en la Basílica del Voto Nacional, lugar donde se encuentra el cuadro original con el que el país se consagró al Sagrado Corazón de Jesús, para ese entonces, por mandato del presidente, Gabriel García Moreno, con el respaldo de la Santa Sede y del Arzobispo de Quito, Mons. José Ignacio Checa y Barba.
A la celebración asistieron el Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, Dr. Pabel Muñoz; la Prefecta de la Provincia de Pichincha, Dra. Paola Pabón; al igual que, obispos y un gran número de sacerdotes de la Iglesia de Quito y otras comunidades religiosas.
Monseñor Alfredo Espinoza, en medio de la alegría y satisfacción recalcó que hoy al renovar la consagración, “no es un encerrar al Señor en nuestras vidas ni encerrarnos nosotros en el Corazón de Jesús. Renovar hoy nuestra Consagración es ir contra el pecado de la indiferencia que puede anidar en nuestro corazón”.
Ante el contexto de “violencia, terrorismo, narcotráfico, corrupción, muerte, secuestros, extorsiones y lágrimas de inocentes” que se vive en el país, Mons. Espinoza agregó que es “una situación no muy alejada a la que vivió el pueblo de Israel en Egipto, que era humillado en su dignidad y privado de libertad”, por lo que en un tono de esperanza enfatizó que “Dios escuchó con su corazón el clamor de su pueblo. No fue una escucha pasiva. Dios emprendió una historia de liberación de su pueblo”.
El Sr. Arzobispo mencionó que para entrar al Corazón de Dios, es importante hacerlo en comunión y caminando juntos, “Éste es el único camino que nos conduce al Corazón de Jesús, porque nadie puede entrar solo al Corazón de Dios. Que hoy no sea una renovación individualista de nuestra Consagración. Debe ser una renovación a caminar juntos, a crear Fraternidad, a comprometernos por el otro, a entrar juntos en el Corazón del Señor”.
En este mismo sentido, agregó que “la Renovación” no es “un privilegio”, sino que debe ser un don y una tarea, “un don que nos hace levantar nuestro corazón agradecido al Señor de la Vida, y al mismo tiempo, nuestro corazón amado y renovado por el amor de Jesús que nos lleva a la tarea de inclinar no solo nuestras manos, sino el corazón mismo para servir al otro”.
Concluyó su mensaje deseando que “esta celebración de hoy sea un canto al Corazón de Jesús desde la patria de su Corazón”.
“Hoy renovemos nuestra confianza en el Señor. Sabemos que la victoria final no es de los que matan, ni nuestra vida estará segura aliándonos a los poderosos de este mundo. Ante lo que vivimos hoy, no nos desesperemos, no caigamos en la tentación de ponernos del lado de los que matan. El mundo no vive de la muerte, sino que más bien vive de Aquel que nos amó y se entregó por nosotros. El mundo vive de Cristo”.
Oración de Renovación propuesta por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana
Señor Jesús,
con un espíritu agradecido,
venimos a renovar nuestra Consagración a tu Sagrado Corazón.
Somos tuyos, y queremos caminar contigo.
Danos un corazón manso y humilde para ser obedientes a la voluntad del Padre;
adoradores en espíritu y en verdad,
y alegres misioneros de tu Reino.
Corazón de Jesús,
que nos unes
en el santo hogar de Nazaret,
con el mismo sentir de María y José, protege a nuestras familias ecuatorianas. Concédeles un corazón sabio
para escuchar tus palabras de vida,
un corazón agradecido por el pan de cada día,
un corazón generoso con los más necesitados,
y un corazón misericordioso para con nuestros hermanos.
ORACIÓN DE RENOVACIÓN
de la Consagración
Corazón de Jesús,
faro de luz y de verdad,
haznos fuertes en el amor y en la esperanza,
para crecer en el respeto por la vida, ser sabios custodios de la Casa común y vivir una auténtica fraternidad
que sane las heridas del mundo,
y ahuyente de nuestra patria toda sombra de división.
Corazón de Jesús,
traspasado de amor en la Cruz,
de cuyo costado herido
brotó el agua de la vida y la sangre del amor,
concédenos sabiduría y fuerza,
para romper todo muro de egoísmo y exclusión,
toda forma de violencia e injusticia
y todo acto de corrupción e impunidad.
Corazón de Jesús,
que vuelva a reinar tu paz entre nosotros. Enséñanos a escuchar, como María,
el grito de los pobres,
para comprometernos con ellos.
Dios de amores, Santa Eucaristía,
¡mira al pueblo de tu corazón,
salva al Ecuador!
Amén